Un grupo de 30 a 40 nativos fueguinos, aparecieron en un extremo de la bahía. Eso favoreció una estancia prolongada y relativamente tranquila de once días que les permitió aguar y recoger madera, limpiar el casco del barco, pescar para avituallar a la tripulación, topografiar la costa y tener algo de tiempo libre para el descanso y permitirles relacionarse con los nativos de la zona y estudiar su modo de vida.